viernes, 2 de abril de 2010

Dentro De Un Silencio Estremecedor

En esta tarde fría de invierno, pasaba gran parte del día mirando la ventana, e intentaba no pensar más en ello. De repente, vi mi reflejo encajado en el cristal, y sentí un gran odio hacia mi misma. Me alejé de la ventana e intenté meterme en la cama y dormir profundamente pero era evidente, que, como la mayoría de veces, sería imposible. Por mi mente, pasaban miles de cosas, y me acordé de cuando era pequeña. Siempre he odiado como trataba mi padre a mi madre. Cuando no le gustaba algo, se ponía a chillar enfurecidamente y siempre me mandaba a mi cuarto para que no viese como la pegaba. Pero todo el mundo sabe que los niños no son tontos. Desgraciadamente o afortunadamente, él murió en un accidente de coche mientras conducía borracho en una autopista provincial. Después de su muerte, cuando yo apenas tenía 16 años, pudimos disfrutar de una vida más agradable.
Nunca entendí, como mi madre no era capaz de separarse de aquel infierno en el que se encontraba, bueno, nunca lo entendí hasta este preciso instante en el que me recorrían muchos sentimientos en mi cabeza...
Inesperadamente, oí como se abría la puerta y me devolvió a la realidad. Un escalofrió, me recorrió todo el cuerpo hasta llegar a lo más profundo de mi corazón. Vi como se abría rápidamente la puerta de mi habitación y entro salvajemente mi novio, por lo que me asusté. ¿Que pasa? Pregunté tímidamente. Yo tenia clara la respuesta. Sabía perfectamente que él venia enfadado del trabajo y la quería pagar conmigo como tantísimas veces más que he tenido que soportar. Me miró fijamente a los ojos y empezó a gritar como un desconsiderado. Siempre que ocurría algo así, sentía como me moría por dentro. Mis ojos, no tenían reflejo alguno, mis labios, ya no sentían nada y mi cuerpo estaba lleno de odio y rabia gracias a los golpes que me había asestado cuando a él le parecía bien. Ahora, ya comprendía perfectamente como se sentía mi propia madre, y también entendí porque no se marchó nunca de esa situación. Cuando estás a punto de recibir un golpe de alguien a quien has amado, es difícil saber lo que sentir: Te entra miedo, rabia, te sientes como una completa inútil, hasta piensas realmente que si eres tan parásito como para permitir que haga lo que quiera contigo. Entoces, llegó el peor momento cuando posó su mano sobre mi cara, y me propinó un golpe con todas sus fuerzas, completando así su increíble cuadro que había hecho de mi cara. Al darme por fin cuenta de todo esto, y después del golpe que recibí, me fui rápidamente de esa casa llena de odio y me prometí que no volvería jamás en la vida.
Ahora, tengo 30 años, y he conocido a otro hombre. Llevo con él 3 años y estamos planeando cosas maravillosas. Estoy embarazada y por una vez en la vida, me encuentro feliz. Intento no pensar mucho en ello pero cada vez que me acuerdo del infierno que he vivido, se me estremece el alma al pensar cuánta cantidad de gente se encuentra en mi situación en este momento, cuando realmente, podrían ser felices con otra persona que verdaderamente la valorasen, la respetasen y lo más importante, las quisiesen como se merece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario